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or estos tiempos donde no existe
actividad oficial de nuestro máximo deporte, y mientras esperamos con lógica
avidez, los proyectos que seguramente próximamente presentará la Comisión Directiva ,
sobre temas muy candentes que han quedado en el camino, que innegablemente
habrán planificado en los tres años de formación pre- electoral, hemos ocupado
nuestro tiempo playero, buceando el arcón de los recuerdos, con una doble
intención.
Una, retrotraernos en tiempo y espacio y
destacar a algunas personas de neta cuna calamar, que al recordarlas, con
seguridad harán derramar entre los mayores alguna lágrima de nostalgia, mas el perpetuo
recuerdo y homenaje póstumo a aquellos hombres
de bien, que ya no están y que
conformaran lo que significara, por entonces “la gran familia calamar”.
La otra y tal como reza nuestra
presentación en sociedad, que este blog sirva “para ejercer docencia hacia los pibes”, que hemos comprobado, están deseosos de conocer más de su Club,
que la vida les destinara para depositar sus colores en sus corazones.
Cuando hablamos del pasado que Dios nos
regalara para ser parte de esta cofradía, inexorablemente hacemos un parangón
con la actualidad. Aquello era sano, ¡¡¡la
gente era sana!!! No existían quienes llegaran al Club “con un cuchillo bajo el poncho”, todos eran “De, Por y
Para Platense.”
Ser marrón y blanco solo se identificaba
con el barrio, la calle, la escuela y como primer diploma en nuestras vidas, “el
carnet” rojo librito, de socio cadete. Claro que en esos tiempos, con solo
estos atributos y el ser reconocidos por todos, desde el mítico portero de
fuste y gala, Don Juan Sormani (El negro) de piel amarronada y lustrosa, como
hecho especialmente para este Club, hasta las mas altas autoridades de la Institución , nos
reconocían como auténticos Platensistas natos. No era necesario recurrir a desparpajo
artesanal alguno, para quiméricamente fingir falsos sentimientos, como lo hacen los viles
paracaidistas.
Seis generaciones
Las vivencias de millares de pibes tocados por la varita mágica de una
misma pasión.
SER DE PLATENSE
SER DE PLATENSE
“La leyenda
de uno de ellos, que puede ser la de todos los calamares de cuna”
Si bien este ya definido prematuro calamar había decidido que ese predio
ubicado a solo cuatro cuadras de su casa, pasaba a ser su segundo hogar, el
deambular por cuanto rincón existiera de aquellas casi 4 Hectáreas , solo me
permitían observar lo que hacían los demás. Prácticamente de las varias actividades
que allí se ofrecían en el menú social y deportivo, no entendía absolutamente
nada. Solo con mis cuatro años,
advertía la enorme euforia de quienes simpatizantes del ya “mi club”, exhibían cuando la pelota ingresaba en el arco, los aplausos a Horacio Buscaglia o los Hnos.
González cuando de un revés, cerraban como ganadores un partido de paleta, cuando José
Lombardo o Salvador Mellino, le pegaban a la ultima bocha, o cuando en el
medio de velódromo, Gasso, Filadoro
y el resto de los aviones embocaban la
pelota en el aro.¡¡¡Todo era novedoso!!! Al extremo que un domingo sentado en
la platea central, cuando los de marrón convirtieran un gol, grande fue mi
sorpresa y porque no, julepe, al ver que aquellos señores que me rodeaban
trajeados, circunspectos que irradiaban
educación y respeto, saltaron como empujados por un resorte de sus asientos, exteriorizando
toda una eufonía contenida. Ahí comencé
a entender algo que para cualquier pibe resultaría novedoso. ¡¡¡Ahhh!!! ¿Esa era la pasión, el
sentimiento por los colores, el celebrar la conquista? Me gustó, me
enganché y aquí estamos, a setenta años de esa feliz e inolvidable experiencia.
Ya ingresado a primer grado inferior, como libro complementario al que
me enseñara a leer, logré que mi madre me consiguiera algún elemento de lectura
donde pudiera encontrar los reglamentos de las disciplinas deportivas básicas
que se practicaban en el club. ¿Donde comprarlas, en una librería? Fuimos a la Elena de Núñez y Melian y
allí se nos sugirió “yhhh, en una casa de deportes”
Recuerdo que por ese entonces en Núñez/Belgrano,
existían dos casas del rubro. Maldera
Sport, Cabildo e Iberá, (esquina oeste) y Casa Testai en Cabildo y Olazábal, vereda par. Allí encontré el
preciado mini manual con todos los reglamentos, que devoré en un par de días.
Ya con ese “master” en deportes,
más la “lecciones orales” que me nutrían los programas deportivos radiales, por
esos tiempos formales y con periodistas serios de raza, (Fioravanti, Damián Cané, Enzo Ardigó, Horacio Bessio, Roberto
Moreno, Alfredo Arostegui, Félix D. Frascara, Osvaldo Caffarelli, Boroccotto, Bernardino
Veiga, Dante Panzeri, Héctor Rombis y tantos próceres más del auténtico
periodismo abrazado por vocación y no mal aprendido en escuelas de fracaados
periodistas linderos con el fracaso. Y a los seis años y pico, llegó el día
soñado (1951).
Jugaban Platense y Atlanta.
Recuerdo que mi padre, habitué de las partidas cotidianas de truco del viejo
bufett, (donde había que entrar con rompe-nieblas,
por el humo de los fumadores) le pidió al recordado Gabriel, el mozo, una silla de
aquellas de chapa plegables. Me ubique junto al alambrado, y agarrado a este,
como sintiendo la potestad de el, sobre mi platea preferencial, detrás del
sector de pupitres del periodismo escrito, que se prestaban el único teléfono
que había, disfruté de aquel encuentro que significaba medianamente entender de
que se trataba y mi bautismo de fidelidad indestructible a esos colores que ya
definitivamente se aferraban a mi ser y valorando al extremo aquel distintivo
librito rojo, que con el tiempo, me enseñaran que por ese atributo de socio, yo también era
en parte dueño de la institución, como lo son y serán los asociados.
Esta experiencia inolvidable, la vivía allá por junio de 1951- y el
debut de observar seriamente un partido,
tal como me asustará el explotar del estadio, al convertir un gol el marrón,
hizo que desde aquel pedestal de hierro gris, también me prendiera en el salto
efusivo ante los dos tantos que le propinábamos al bohemio. Dos golazos del por
entones ídolo y figura de aquel equipo, el
muñeco OSCAR COLL, Ganó Platense 2 a 1-
Aunque existan algunas discrepancias con ciertos documentos de la época,
estoy totalmente seguro de aquella vivencia, en cuanto a como formara nuestro
equipo de aquella fría tarde feliz.
Francisco Gerónimo; Roberto Capalbo y Juan C. Menéndez; Arturo Díaz, Víctor
Rodríguez y Adolfo Mamanna; Juan C.
Muñoz, Roberto Negri, Alfredo Lopez, Oscar Coll y Vicente Sayago. El D.T era un ex integrante del seleccionado nacional, Don Humberto Juan Reacanattini,
inolvidable por su abultada cabellera blanca-P.F. Don Adolfo Mojilevky, Medico Dr. Zino Vinocourt y aguatero/masajista
el inefable Lagos “Laguito”.
Ya en la reserva militaban Villafañe al arco, Sandoval-half derecho- ,
Francisco Rodríguez-centro half, Manuel Murúa- wing derecho, Bozalla,-zaguero
central Berazza-centrofowar, Luís Santiago del Corazón de Jesús Molina-half
izquierdo, Ruffa centro half,
Pero también venía la tercera especial, que comenzaba a las 11,30 como
pre preliminar. Aquí ya asomaban quienes
serían glorias del primer equipo. Entre otros, Jorge Maldonado-half derecho y
centro half, Martín Pando-insider derecho, Horacio Torello-wing izquierdo, H.
Fragola-centro half,- Domínguez-insider izquierdo, Llañez-half derecho -,
Vulcano-centro half. Todos surgidos de la cantera de Don Jesús Rubial, quien
seguramente hoy de estar con vida, bien le hubiera roto la cabeza a palos, “a
los cultores del abigeato del fútbol”
En esos tiempos, según me fui enterando, el fútbol argentino comenzó a
transitar una difícil etapa desde lo económico, y muchos jugadores partían
hacia un destino común, “el bum era Colombia”.
Así en ese año lo hacían las estrellas de los grandes y así lo concibieron los nuestros, Julio Cozzi y Antonio Báez y Roberto Molina que partía hacia
Ecuador.
Ya aquellas vivencias se trasformaron en una pasión creciente. El
destino quiso que por ese entonces, llevado de la mano mi tío que era
directivo, de aquella segunda casa de Manuela Pedraza, conociera una tercera, la
Sede Social de Amenazar y Núñez. Allí se reunía el
“cajetillage” conservador fiel a las tradiciones del club, regido por quien
fuera quizá el mejor gerente que conociéramos en el Club, el Sr González. Aquello significaba para este pibe ya de diez años, otra feliz experiencia. El compartir con
los directivos reuniones, cenas e ir
ingresando en la vida social de un Club estrechamente ligado a las comunidades
de Núñez/Belgrano.
A los 16 años, comienza otra etapa para este socio, que dejaremos para
otra charla, ya que el destino y sin pretenderlo, lo iniciaba en los vericuetos
de la política, incentivado por la extrema admiración que me profesaban el Sr. Juan Santiago-como secretario
general y luego en la misma función Horacio Vivo. A ambos debo agradecerle
eternamente, todo cuanto aprendiera de esta función directiva, verdadero motor de la Institución , hoy relega para el
exclusivo protagonismo presidencialista.
Y así seguía pasando el tiempo y
ya la vida transitaba por PLATENSE, quizá por sobre otras cosas que fui dejando
en el camino.
En párrafos anteriores hago mención de aquellas glorias idolatradas que
transpiraran la camiseta, cuando aquel día de junio, por primera vez me
atraparan para siempre. Nunca hubiera imaginado en aquella tarde, que un día me
entremezclaría con aquellos crack, en un partido de fútbol.
Queda claro que PLATENSE era una familia de gente de bien. La
institución entre sus tantas actividades y 25.000 socios, se daba el lujo de
poseer su MUTUAL DE EX FUTBOLISTAS, la que estuvo vigente hasta 1996. Esta
liderada por los Sres. Garay y Padilla, que junto a ex jugadores le daban vida a las
necesidades de todo ex calamar, que andaba en la mala. Dentro del clima de
familiaridad que existía en el club, a alguien se le ocurrió “jugar” un partido
entre los muchachos de Prensa y
Propaganda y los Veteranos. Esto ocurría 16 años después de aquel bautismo de hincha.
Este partido, si así podemos denominarlo, termino en algo de 90 a 0, pero lo que menos
interesaba era el resultado, sino la
confraternidad propia de un club, diametralmente opuesto al presente. Se jugó en
el campo que hoy ocupa nuestra cancha, que a la vez se utilizara como playa de
estacionamiento en las épicas noches de 8-GRANDES BAILES-8.
Gentilmente nuestro consocio Carlos
Mamone, con quien compartimos la infancia en toda su plenitud-vecinos,
compañeros de escuela y calamares- nos acercó una postal que nos retrotrae a
aquella mañana del 26 de junio de 1966.
Aquí aparecen aquellos, mis ídolos de carne y hueso y mis compañeros de la
mítica subcomisión de Prensa.
1)Roberto Gigli-2) "Petete" (de M.Pedraza y Zapiola-3)Roberto Capalbo-4) Juan Carlos Menendez-5) Enrique Topini-6)Adolfo Mamanna-7)Julio Cozzi-8) Angel Spinelli-9)Roberto Molina-10)Mario Salvo-11) Carlos Mamone-12) Antonio Baez-13)Hugo Cospito-) 14) Alfredo López-15)Enrique Giannella
(clic en todas las imagenes)
Los calamares de siempre, piden disculpas
a aquellos que si bien los tenemos presentes en sus figuras, no recordamos sus
nombres. Es que han pasado muchos años y como es de entender, puede que ya las
neuronas no nos funcionen bien. Si algún asociado memorioso, incluyendo a los
chicos que aparecen en la foto nos quieren ayudar en el recuerdo, mucho se lo
agradeceremos.
E-mail:
calamaresdesiempre@gmail.com
Tengamos presente que este es un modesto homenaje a nuestro cClub y sus protagonistas,
y en este momento, aún quienes no comparten nuestra línea editorial, no pueden estar
ausentes.
Quienes
se hayan interesado en esta nota, al observar la toma fotográfica, apreciarán
que a la derecha están los árboles de la vieja Av. Gral. Paz, y en el fondo de
quienes posan, esta el arco.
Es
que el estadio estaba concebido en sentido opuesto al actual, es decir de norte
a sur. En los años ´50 se esbozó un proyecto que presentaremos a continuación,
donde obligadamente por las dimensiones del terreno exigía esta orientación.
¿Porque se cambió aquella disposición?
Cuando Platense adquirió las tierras,
por intermedio del entonces interventor Don Carlos Seeber, en 1947-año de la
firma del boleto-entre el predio adquirido y las vías de Ferrocarril Belgrano,
existía la traza de la calle Bogado. Esta impedía que se pueda allí ubicar un
estadio de fútbol con las dimensiones reglamentarias, según la actual disposición.
Obligatoriamente el sentido del campo debería ser paralelo a la
Av. Gral. Paz. , quitándole un gran espacio
a lo que hoy es utilizado como parte
social.
En 1972, cuando ya las circunstancias hacían
que Platense imperiosamente planifique la construcción del actual estadio, dos
directivos, de la etapa de refundación calamar, bajo la presidencia del Dr Carlos Marino, acuden a citas cotidianas con
el intendente normalizador (de facto) del Municipio de Vicente López. El
objetivo encomendado a Don Alfredo Ginnani
y Mario Salvo, era lograr el permiso para iniciar la construcción del
estadio, pero existía el problema descrito. El alcalde en un rapto de bonomía
y dado que la citada arteria-Bogado- no tenía salida a la
Av. Maipú , y entendiendo la súplica de los
enviados calamares, aceptó interrumpir la traza, otorgándole al
club esa franja fundamental de la que hoy disponemos. Firmó una ordenanza y
solucionado el problema para Platense, aunque no así de los vecinos frentistas.
¿Te acordás abuelo?