Convicción

"NO ME PREOCUPAN LOS GRITOS DE LOS DESHONESTOS, DE LA GENTE SIN ESCRÚPULOS Y DE LOS DELINCUENTES...MÁS, ME PREOCUPA EL SILENCIO DE LOS BUENOS" Nelson Mandela

“En la vida uno puede hacer lo que quiera, lo que no se puede es evitar las consecuencias”.

viernes, 9 de noviembre de 2018

AÑO VIII-N° 2374- EL OLVIDO HACIA QUIENES NOS HICIERON FELICES

¡¡¡EL PEOR PECADO!!! 
EL ABANDONO DE LOS IDOLOS
No resulta nada fácil para quienes hemos transitado una vida junto a una pasión, el tener que hacer una retrospectiva y analizar, ¿Qué hicimos por este ídolo?

Si bien todo aquel que desde sus raíces haya mamado el sentimiento por nuestros colores, menos aún, los son quienes además, ese espíritu lo dejaran en las canchas, no pueden pasar por nuestras vidas casi olvidados por el vertiginoso paso del tiempo.

El caso que hoy nos ocupa es esta “feliz movida” para acompañar al pibe aquel que conociéramos en 1970. Ese pibe sumiso, respetuoso y querible, además de crack, fue ERNESTO ULRICH. Dejó todo por PLATENSE, vivió para PLATENSE y sin embargo su club, su verdadero hogar, lo ignoró empujándolo hacia el abismo.

Nos incluimos, tanto cuando no tocara ser dirigentes o como simples asociados. Ulrich, perdió parte de su vida con la camiseta puesta. El accionar de uno de los tantos mercenarios del fútbol, OCAÑO de TALLERES DE CORDOBA, lo despojo no solo de su profesión, de su herramienta de trabajo sino de una vida digna de todo ser, que sirviera con cuerpo y alma a su querido Club. Es que en nuestra Institución, cuando finalizara el siglo pasado y a pesar de las pomposas promesas de los dirigentes dorados del siglo XXI, entre tantos quebrantos, dejaron que muriera algo que fuera histórico de nuestro club, LA MUTUAL DE EX JUGADORES.

Desde aquella fatídica jornada en Córdoba frente a Talleres, lentamente nos fuimos olvidando de la persona, solo se lo recordaba, los que confraternizamos con el, como el ex jugador que se lesionara de por vida. Hoy por una FELIZ INICIATIVA de alguien, se le realizará este homenaje para que pueda acceder a sus necesidades médicas y de vida. Así ocurrió con Rubén Sosa y otros tantos de los que nos ufanábamos como nuestros ídolos cuando nos daban alegrías y que luego, en las malas, los abandonamos totalmente.

En lo que nos toca ¡¡¡PERDON ERNESTO!!! Es que así es la vida de los ídolos,”LA CAIDA DEL CAMPEÓN” pasan así como los minutos de un partido y nada más. Por suerte mañana, los que te disfrutamos como persona y futbolista y también los que debieran conocer tu historia, estaremos acompañándote, tal como lo mereces.

¡¡¡FUERZA ERNESTO!!!
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LA VERDAD EN PRIMERA PERSONA


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(Edición del Mes: 2 Año: 2012 )
"Ernesto Ulrich brilló en Platense en la década del 70. A lo largo de su carrera vivió un descenso, un ascenso, una grave lesión y una salvada histórica. Hace unos años sufrió un accidente automovilístico, al regreso de un viaje que realizó a pedido del club, que le provocó vivir con secuelas físicas. “Motoneta” estuvo con El Barrio y habló de todo.
-¿En qué año llegó a Platense?
-En 1963 desde Entre Ríos, con doce años; no conocía nada ni a nadie. Ese año me probaron y arranqué a jugar en la temporada siguiente. Me llevó un vecino de Villa Ballester, que es donde yo estaba viviendo, que me vio jugar en unas canchas en las que había campeonatos los domingos, que eran potreros, y le encantó cómo me movía. Recuerdo que era justo la última semana de fichajes y este vecino me llevó a River, pero como ya estaba completo Carlos Peucelle, que era el DT de inferiores, me recomendó a un amigo que él tenía en Platense, que manejaba todo, y me llevaron para ahí. Me probaron quince minutos y quedé. Como te dije, al ser la última semana tuvimos que hacer todos los papeles del fichaje a las corridas.
-Su infancia entonces la pasó en Villa Ballester…
-Sí, mi casa estaba en las calles Italia y Mazzini y atrás había una canchita. Pasé hace poco y cortaron todo: hicieron calles, edificios, no reconocí nada.
-¿Se acuerda de su debut en Primera?
-Sí, fue en el Nacional de 1969. Se lesionó Oscar Valdez y por eso tuve mi oportunidad. Esa tarde jugamos de locales en Atlanta contra San Martín de Mendoza, no me la puedo borrar de mi cabeza. Esos fueron mis comienzos, ya que estuve en Platense más de diez años, hasta 1980. Por aquella época, como aún no tenía la edad para un contrato, me dieron un sueldo para que me quede jugando ahí. En esos años pasé a vivir en la pensión e iba a comer a la sede de Núñez. Después sí, cuando tuve mi primer contrato a los 22, me fui a vivir solo.
-¿Le costó mucho afirmarse en Primera?
-No, al año siguiente, en el 70, empecé a jugar prácticamente como titular, aunque a veces debía alternar porque me tocó el servicio militar. Por suerte tenía un Capitán muy futbolero que me ayudó bastante y me acomodaron en el Hospital Militar, por lo que me manejaban las horas para que pueda ir a entrenar o jugar cuando me tocaba.
-Al año siguiente llegó el descenso y la pérdida de la cancha de Manuela Pedraza y Crámer…
-Esa fue una desgracia enorme. Por un lado tuve mi primer contrato, pero por el otro me fui al descenso con el club. La verdad fue muy doloroso aquello. Como te contaba hace unos meses en una nota que me hiciste, la gente sufrió mucho, lloraba, y nosotros, los más chicos, lo sentíamos el doble.
-¿Por eso disfrutó tanto el ascenso de 1976?
-Es que éramos quince o dieciséis pibes que queríamos a Platense y nos bancamos el descenso y todas las malarias económicas y deportivas del club. Pero llegó ese año, contrataron a Juan Manuel Guerra, a cuatro refuerzos y se armó ese equipo que ganó el ascenso. Eramos veinte locos, pero hicimos un campañón. Fue una alegría muy grande, yo estaba en mi mejor momento. Recuerdo que en uno de los últimos partidos un jugador de Almagro me pasó cerca y se me tiró adelante, por lo que el referí me echó de la cancha. Yo no lo podía creer, porque no le había hecho nada, pero me dieron tres fechas. Por suerte pude volver para los dos últimos encuentros y logramos el ascenso directamente. Fue algo muy merecido. Era un grupo reducido, pero había guapeza, inteligencia, nos manejábamos muy bien dentro de la cancha con los relevos. Fue algo especial que se da cada tanto.
-¿Y al año siguiente que le pasó?
-Tuve mala suerte, estaba siendo pedido por todos los clubes grandes, estaba en mi mejor momento, pero un colega de Talleres de Córdoba me lesionó, me fracturó, y un poco que se empezó a acabar mi carrera. Estuve un año y dos meses para volver, seis meses me los pasé en cama, esperando que el hueso soldara. Cuando me sacaron el yeso tenía medio músculo, así que despacito tuve que recuperar la misma musculatura que tenía en la otra pierna, lo que me costó otros seis meses. La verdad sufrí mucho, pero tuve la suerte de volver y jugar el cuadrangular…
-¿Se refiere al famoso “Cuadrangular de la Muerte” de 1979, que jugaron Platense, Chacarita, Gimnasia y Atlanta, del que sólo el ganador se salvaba del descenso?
-Si, ja, ja, fue tremendo. Se lo llamó el “Petit Torneo”. Nosotros teníamos la base del equipo que ascendió en el 76 y unos cuantos muchachos más. Muchos dicen que fue un milagro, pero yo no lo creo así. Antes de empezarlo había apostado con un jugador de Chacarita, Hugo Pena, que en paz descanse, que el que descendía pagaba un asado, aunque más bien aposté que Platense ganaba ese mini torneo. Teníamos una confianza ciega, sabíamos que si no nos bombeaban lo ganábamos de punta a punta.
-¿Y hoy en día que es de su vida?
-Nunca me pude recuperar del todo de un accidente que tuve hace unos ocho años. Me invitaron de Platense a ver unos partidos de chicos en la ciudad de Suipacha, en la provincia de Buenos Aires. Nos trataron muy bien, la idea era ver algún chico talentoso para traer al club, pero a la vuelta tuvimos un accidente y nos salvamos de milagro. Por suerte en esa zona intervinieron rápido y bien, porque teníamos muchas fracturas y dolor. Ahí Platense se olvidó de todo y me dejó tirado. Recuerdo que mandaron a llamar al club para que me vengan a buscar, pero tuvieron que venir mi familia y amigos para darme una mano. De Platense no se calentó nadie.
-¿Le quedaron secuelas físicas?
-Sí, se me despertó el Parkinson y tengo muchos dolores en el cuerpo y en la cervical sobre todo. Lamentablemente, y más por indignación que otra cosa, tuve que terminar en juicio con Platense, por dejarme tirado allá y con todas las que me debían. No tuve otra alternativa, sufrí mucho y se olvidaron de mí.
-¿Y pese a todo sigue la campaña actual del club?
-Sí, imaginate que estuve tantos años que la camiseta la llevo adentro.
-¿Por qué cree que Platense llegó a este oscuro presente?
-Son muchas cosas, es para sentarse un día y hablar largo y tendido. No te alcanzaría el diario entero para escribir los motivos."