PLATENSE NOS UNE POR SIEMPRE
PARA NO DECAER, JUNTOS ESTAMOS ACOMPAÑADOS
LEE Y
EN CASA
En estos días infortunados para la humanidad, donde por absoluta
convicción, y solo no por obligación, debemos QUEDARNOS ADENTRO, cada quien, bajo la responsabilidad
de cuidarnos entre todos, encontrará su mejor manera de mitigar el encierro,
como única condición de auto protegernos y así hacerlo con el prójimo.
Este blog, además de informar y señalar
los equívocos y aciertos en nuestra segunda casa, hoy deja esto para otros
momentos que esperamos podamos recuperar.
Quizá por esa pasión que nos une, hoy sin
diferencias personales ni ideológicas, haremos nuestra terapia volcando en esta
nota algunas experiencias que a lo largo del tiempo, nos llevan a revivir
hechos que han quedado marcados en la rica historia de nuestra institución.
Seguramente seremos pocos, quienes por el
paso del tiempo hemos vivido ciertos hechos que marcaran nuestras tantas
vivencias junto al marrón. Y nobleza obliga, quizá sumidos en esta realidad que
hoy nos muestra la vida, que nos expone
a “veteranos en situación de riesgo”, haciendo realidad nuestro precepto,
queremos que estas notas sirvan para que la historia calamar nunca se pierda.
Docencia para los jóvenes y recuerdos
para nuestros cada día menos contemporáneos, que seguimos en pie. Quizá y ojala
así sea, muchos jóvenes al leer esta nota, aún tengan la dicha de comentarlo
con quienes han vivido esos momentos.
Vamos retroceder en el tiempo a 1955, año
nefasto para PLATENSE, ya que en ese año, justo al cumplir el club sus bodas de
oro, (50 años) conocíamos lo que significaría la primera afrenta DEPORTIVA e
INSTITUCIONAL. EL PRIMER DESCENSO.
Pero en ese año, en que se disputaba El Campeonato de Primera División, el
vigésimo séptimo certamen de la era profesional de la primera división de fútbol, que se disputó desde el 30 de abril al 11 de
diciembre de 1955, en dos ruedas de todos contra todos, nuestro siempre
vigente en el recuerdo “PALACIO” de Manuela Pedraza y Cramer, fue el epicentro
de un partido excepcional. Por esos tiempos “EL CLÁSICO” ¡¡¡EL DE NÚÑEZ!!!. PLATENSE
recibía el 3 de Julio de 1955, por la 9ª fecha a River Plate. Curiosamente a la
postre, el último y el campeón de ese torneo.
PLATENSE 2-RIVER PLATE 1
El estadio estaba totalmente colmado, no
cabía un alfiler.
Para este novel socio cadete, aquella fue
mi primera experiencia de observar semejante cantidad de gente, congregada en
lo que a diario, en mis periódicas incursiones por el club, nada me hacia prever que allí
se alojaría tanto publico. Recorrer las escasas tres cuadra desde mi casa a la
cancha, ya mostraban en el barrio de casas bajas y jardines floridos un
panorama escénico totalmente disímil a lo habitual. Gente y más gente que desde
todos lados, como hormigas, tenían un único destino. Al llegar a Cramer "el
colectivito" 10(verde y bordo), los Leyland 151 y el tranvía 4 y 34(con
aficionados en el techo), arrojaban gente en la esperada parada, Manuela
Pedraza. En esos tiempos, no se cortaba el transito, que en lo vehicular era
minúsculo, se podía a través del pasillo perimetral recorrer todas las
tribunas, ni existían grandes operativos policiales. Solo una dotación de la policía
federal de la 35°, cuatro o cinco efectivos de caballería y una dotación de
bomberos de Belgrano.
En esta década la A.F.A había apelado a
la contratación de jueces ingleses, y en este partido la responsabilidad de
impartir justicia estuvo a cargo de de Mr. Leslie Burfield . El dialogo entre
referi y jugadores se hacía a través de un interprete, que ingresaba al campo
de juego cuando así lo ameritaban las circunstancias..
En esa ocasión nuestro equipo alistó a
Germinaro; Capalbo y Bozalla; Maldonado, Civico y Berterame; Papa, Baez, Hector
Lopez, Beraza y Sayago.
Ya ubicado en la cancha, este pibito de
10 años, entre las piernas de mi tio-Directivo-aún no estaba familiarizado con
las reglas del fútbol, ni con todo cuanto hacía a el, solo valía cuando la pelota entraba en el
arco y la gente gritaba alocadamente. Me asustaba mucho, y resultaba incomprensible
que señores circunspectos de traje, corbata y sombrero, saltaran como con resorte
de sus asientos de la platea cuando Platense convertía. Las frágiles graderías
se movían de tal manera, que me impresionaban (en estos tiempos se definiría
como TOC)
En este día, domingo 3 de julio, si bien
ya estaba medio acostumbrándome a estos sofocones, a las 15, 50, la cosa fue
tremenda, aunque ya con cierto dejo de felicidad, Sayago ¡¡¡Cuando no!!! Hacía
estallar a la parcialidad marrón. Gol de Platense. Estallaba el barrio.
Pero el rival, con un equipo invencible,
no se amilanaría por las circunstancias. La tribuna habitualmente “la popular”
sobre la entonces Guayrá- la del Alumni- donde se alojaba la gente del local,
hizo que fuera copada por la parcialidad millonaria. Y 10 minutos mas tarde, en
una jugada extraordinaria del uruguayo Walter Gómez, este convierte el empate. No solo la
algarabía se hacia de los millonarios, sino que en lo que para mi sería algo inédito,
la turba de gente provoca una avalancha que provocaría la caída total del
alambrado del arco que defendía Germinaro. Hubo heridos y rápidamente el ulular
de las sirenas de las ambulancias, llevan a los heridos al Pirovano. Entre los
más castigados, si bien hubo muchos espectadores lastimados, ninguno de
gravedad, los que llevaron la peor parte fueron los reporteros gráficos, que en
una nutrida cantidad, en ese momento estaban abocados a su tarea, en el arco
donde supuestamente habría mayor cantidad de goles.
Seguramente y como toda lógica hoy, ante
una circunstancia similar el partido sería suspendo. Pero no, en aquella tarde
una vez repuesto “a la que te criaste” el cerco, el partido continuó.
Me parece oportuno destacar la diferencia
entre aquellos y estos tiempos, donde ante un hecho similar el accionar de los
hinchas hubiera sido otro.
Al comenzar el segundo tiempo, en un
hecho inédito y acertado, el arbitro no permite el cambio de arco, ya que sobre
la tribuna con el alambrado deteriorado, debería ubicarse el recientemente
fallecido AMADEO CARRIZO, excelente arquero, pero dado su estilo “canchrero y
sobrador” no era bien visto por las hinchadas rivales.
Pero este original partido de fútbol, en que
parecía que ya había ocurrido todo, tendría un ingrediente inesperado por
propios y extraños. En un avance de Platense sobre el arco de Manuela Pedraza,
la pelota queda en poder del gran Amadeo, Beraza lo hostiga y en una de sus clásicas
reacciones, el uno de River de "sutil taquito" suavemente le golpea el trasero al
delantero calamar. El inglés sin dudarlo pita estruendosamente y ¡¡¡Penal para Platense!!!
Patea Sayago y gol del marrón-2X1- y
entre las pullas de nuestra parcialidad, así nuestro equipo en un atípico
partido, logra un triunfo inmemorable. Peleábamos el descenso, y ellos el
campeonato. El taquito nada modificó,
solo fue una enseñanza para aquel pibe que recuerda aquello, como si hubiera
ocurrido solo hace una decena de años.
¡¡¡Pero no, pasaron 65 largos años, la vida!!!