Un cachito de historia:
Enfrentar a Defensores de Belgrano, nos lleva a algunos recuerdos, de los buenos y de los otros. Es que siempre por alguna razón,
ambas instituciones estuvieron ligadas más allá de las confrontaciones
deportivas que comenzaran en 1915, en tiempos del amateurismo, y luego consolidadas
a partir de 1959, cuando en Manuela Pedraza, ambos ya en la B , se reencuentran por la
disputa de los puntos. En esa jornada ganó Platense por un contundente 3 a 0. Hablar de aquellas
épocas tan lejanas, nos retrotraen a nuestra adolescencia,¡¡Tan lejana como las
épocas!!!
Pero ubicarnos en el paso del tiempo, nos sitúa en hechos
que hacen a la historia barrial, doméstica y deportiva.
En lo barrial, ya en una nota anterior (ver archivo de
blog-MARTES, 7 DE AGOSTO
DE 2012-AÑO II-Nº493-Con Defensores/El mudo Gianetti)
esbozamos la cercanía geográfica que siempre nos mantuvo como respetuosos
vecinos. A pesar de la lógica rivalidad que se fue gestando por esa vecindad
parroquial, tanto calamares como dragones, en lo institucional, mantuvieron una
excelente relación. Ambos en momentos de
necesidad, se prestaron mutuamente sus estadios, como ocurriera en los años
`90, cuando Defensores hacía de local en nuestro actual estadio. Varios fueron
en la historia, los jugadores que vistieran ambas casacas. Borlengui, Aguirre,
Giannetti, por nombrar algunos, de una larga lista.
En 1961 Defensores desciende a la C , y en un golpe de timón los
del bajo, ante la hecatombe que ello significaba, deciden mover el alambrado y
se juegan por un flamante técnico que dio que hablar mas allá del barrio. Ángel
A. Labruna con toda su gloria de futbolista, se iniciaba como nobel técnico en el
dragón.
Pero, por aquellos tiempos el fútbol era diametralmente
distinto. Defensores en la “C”, y Platense en la “B”. De ambos, en el curso de
1961, el técnico era Labruna. ¿Insólito no? Esta particularidad hizo más
estrecha la relación entre ambos clubes. Labruna además, instaló en el predio
de Libertador y Cdoro. Martín Rivadavia, una parrilla (hoy gimnasio y pileta del club) que con asiduidad era
concurrida por gran parte de la sociedad calamar, más allá de cualquier
rivalidad deportiva, al extremo que era común ver en el lugar a directivos y
asociados calamares, como el recordado Roberto González (Panza) como estrecho colaborador "parrillero" del técnico gastronómico de los dos representantes del fútbol Nuñense.
El tiempo pasa, y con el, aquella época idílica también. En 1973
Platense que dos años antes volviera a la “B” visita en la 2ª rueda al recién
ascendido Defensores y le gana 2
a 0. La cosa estaba muy mal, clima tenso y cánticos de rivalidad superlativa entre las parcialidades. Atrás habían
quedado aquellos románticos años `60. Una gran trifulca entre ambas hinchadas,
se traslada a los vestuarios en un acto que no queremos recordar, porque alguno
de estos calamares estuvo allí. Ambos clubes por esas cosas de la vecindad,
pertenecían por jurisdicción a la seccional 35ª, y los más perjudicados fuimos los simpatizantes de Platense. Unos 20 socios caracterizados y muy ajenos a cualquier tipo de
disturbio, fueron reclutados al boleo en la esquina de la entonces ESMA , y de uno en fondo, en
un poco confortable colectivo azul sin ventanillas, fueron por 30 días a ver los
partidos que disputaba Gral Lamadrid.
Anécdotas que fueron parte de la historia. Y como solemos
expresarlo, Platense tiene un pasado que nos importa, porque lo hemos vivido, y además para que lo conozcan "los pibes de
cuna calamar". Conociendo la historia real, nunca podrán admitir que con el paso del tiempo, aparezcan furtivos “forasteros con
tatuajes de tinta china” que los quieran embaucar. En aquellas épocas
ya lejanas, románticas, amigables y transparentes, no existían los representantes de jugadores, y mucho menos, falaces
devenidos en directivos.