Convicción

"NO ME PREOCUPAN LOS GRITOS DE LOS DESHONESTOS, DE LA GENTE SIN ESCRÚPULOS Y DE LOS DELINCUENTES...MÁS, ME PREOCUPA EL SILENCIO DE LOS BUENOS" Nelson Mandela

“En la vida uno puede hacer lo que quiera, lo que no se puede es evitar las consecuencias”.

martes, 20 de agosto de 2013

AÑO III-Nº758-Defensores/Platense


                        Defensores de Belgrano vs. Platense
Un cachito de historia:
Enfrentar a Defensores de Belgrano,  nos lleva a algunos recuerdos, de los buenos y de los otros. Es que siempre por alguna razón, ambas instituciones estuvieron ligadas más allá de las confrontaciones deportivas que comenzaran en 1915, en tiempos del amateurismo, y luego consolidadas a partir de 1959, cuando en Manuela Pedraza, ambos ya en la B, se reencuentran por la disputa de los puntos. En esa jornada ganó Platense por un contundente 3 a 0. Hablar de aquellas épocas tan lejanas, nos retrotraen a nuestra adolescencia,¡¡Tan lejana como las épocas!!!

Pero ubicarnos en el paso del tiempo, nos sitúa en hechos que hacen a la historia barrial, doméstica y deportiva.

En lo barrial, ya en una nota anterior (ver archivo de blog-MARTES, 7 DE AGOSTO DE 2012-AÑO II-Nº493-Con Defensores/El mudo Gianetti) esbozamos la cercanía geográfica que siempre nos mantuvo como respetuosos vecinos. A pesar de la lógica rivalidad que se fue gestando por esa vecindad parroquial, tanto calamares como dragones, en lo institucional, mantuvieron una  excelente relación. Ambos en momentos de necesidad, se prestaron mutuamente sus estadios, como ocurriera en los años `90, cuando Defensores hacía de local en nuestro actual estadio. Varios fueron en la historia, los jugadores que vistieran ambas casacas. Borlengui, Aguirre, Giannetti, por nombrar algunos, de una larga lista.


En 1961 Defensores desciende a la C, y en un golpe de timón los del bajo, ante la hecatombe que ello significaba, deciden mover el alambrado y se juegan por un flamante técnico que dio que hablar mas allá del barrio. Ángel A. Labruna con toda su gloria de futbolista, se iniciaba como nobel técnico en el dragón.

Pero, por aquellos tiempos el fútbol era diametralmente distinto. Defensores en la “C”, y Platense en la “B”. De ambos, en el curso de 1961, el técnico era Labruna. ¿Insólito no? Esta particularidad hizo más estrecha la relación entre ambos clubes. Labruna además, instaló en el predio de Libertador y Cdoro. Martín Rivadavia, una parrilla (hoy gimnasio y pileta del club) que con asiduidad era concurrida por gran parte de la sociedad calamar, más allá de cualquier rivalidad deportiva, al extremo que era común ver en el lugar a directivos y asociados calamares, como el recordado Roberto González (Panza) como estrecho colaborador "parrillero" del técnico gastronómico de los dos representantes del fútbol Nuñense.

El tiempo pasa, y con el, aquella época idílica también. En 1973 Platense que dos años antes volviera a la “B” visita en la 2ª rueda al recién ascendido Defensores y le gana 2 a 0. La cosa estaba muy mal, clima tenso y cánticos de rivalidad superlativa entre las parcialidades. Atrás habían quedado aquellos románticos años `60. Una gran trifulca entre ambas hinchadas, se traslada a los vestuarios en un acto que no queremos recordar, porque alguno de estos calamares estuvo allí. Ambos clubes por esas cosas de la vecindad, pertenecían por jurisdicción a la seccional 35ª, y los más perjudicados  fuimos los simpatizantes de Platense.  Unos 20 socios caracterizados y muy ajenos a cualquier tipo de disturbio, fueron reclutados al boleo en la esquina de la entonces ESMA, y de uno en fondo, en un poco confortable colectivo azul sin ventanillas, fueron por 30 días a ver los partidos que disputaba Gral Lamadrid.

Anécdotas que fueron parte de la historia. Y como solemos expresarlo, Platense tiene un pasado que nos importa, porque lo hemos vivido, y además para que lo conozcan "los pibes de cuna calamar". Conociendo la historia real, nunca podrán admitir  que con el paso del tiempo,  aparezcan furtivos “forasteros con tatuajes de tinta china” que los quieran embaucar. En aquellas épocas ya lejanas, románticas, amigables y transparentes, no existían los representantes de jugadores, y mucho menos, falaces devenidos en directivos.