ESTE ES EL MOMENTO
La historia nos convoca al futuro
Los viejos calamares que hasta fines de los
70, hacíamos gala de ser orgullosamente de Platense y del barrio de Nuñez, hoy
padecemos la horrible sensación de que nuestro barrio, hubiera sido tácitamente
tomado, por otros sentimientos, por otros colores, por gallardetes y banderas
que con el correr del tiempo, desplazaran al verdadero representante de una
comunidad que de cuna, destilara tinta calamar .
Hacemos esta referencia en tiempo pasado,
pero pensando en el presente empobrecido que nos toca transitar. Ayer domingo, este
barrio que fuera seno de nuestra institución, se transformó. Aquel marrón y
blanco, ahora con mayor predicamento aún, se vistió de rojo. De los edificios penden banderas que no son las que antes lucieran los frentes de las casitas
bajas. Hoy, a las escuelas, a esa misma que concurríamos, y donde predominaban
los sentimientos platensistas, también el rojo y blanco han copado a pleno
aquellos patios del recreo.
Quienes aún orgullosamente tenemos la dicha
de seguir en Nuñez, y ser socios de una vida fieles a Platense, ayer sentimos un tremendo
cachetazo a la identidad, cuando por esas cosas del viento norte, se metían
como filosos estiletes en nuestros oídos, algo que fuera de nuestra exclusiva propiedad “De aquí de Nuñez todos la vuelta vamos a
dar….”
Alguna vez renegamos de la falta de arraigo
en que hoy esta sumido nuestro Platense. Ese tajo maldito creado por la
antojadiza topografía en nuestra región, que es la General Paz , ha dividido
caprichosamente una identidad que absurdamente hemos perdido y que a pesar del paso
del tiempo no tiene establecido su propio espacio afectivo.
¿Cómo
podemos pretender un auspicioso futuro de nuestro Club, si los pibes de hoy
nacen sin saber de la existencia de Platense? ¿Cómo logramos augurar un futuro social
promisorio, entre los jóvenes menores de 30 años, si siempre vivieron un Club
que se cae a pedazos tanto en lo futbolístico como en lo institucional?
Es que por esas cosas de la vida, ya no
están aquellas familias de abuelos, tíos y padres y también abnegadas madres, que fogoneaban con orgullo aquella pasión
que impregnara cada rincón de los hogares.
En este largo camino vitalicio, nos contaban nuestros
mayores, que aquel predicamento barrial se vio asestado por un duro golpe en
los años 30 y 40, cuando River crecía vertiginosamente. Pero Platense, estaba en primera y aquella pasión no era fácil de doblegar.
Hoy Platense esta en tercera, y así como nosotros en nuestra niñez veíamos a
All Boys, Brown de Adrogué, Acassuso, Colegiales, Talleres, etc, como los eternos
de los sábados, así hoy nos ven los chicos que como todos, quieren ser hinchas del
campeón.
Se avecina una oportunidad única por estos
días. El participar en el reducido, deberá indefectiblemente ser el trampolín ineludible para
volver pacientemente a rearmar todo lo perdido. El que nos aprestemos a
celebrar los 109 años de vida, hoy así como estamos, no resulta en absoluto
conmovedor. Por el contrario, una dosis de vergüenza acude a nuestras mejillas,
al ver que pasa el tiempo y la involución se transforma en un nuevo capitulo
negro, año tras año hacia un destino incierto.
Quienes tienen hoy a su cargo la política
del club, directivos y oposición y nosotros los socios unidos por un solo
objetivo, debemos aprovechar esta oportunidad única que Platense merece, ascender al nacional.
Ganar el reducido significará salir de este
anodino letargo en el que estamos sumidos y obligarnos sin excusas y con responsabilidad colectiva, a empezar de
nuevo. Tenemos todo para hacerlo y así decididamente volver a ser lo que
fuimos, el GRAN CLUB DE LA ZONA NORTE.
Nos debemos devolverle a nuestro club, la
impronta de prestigio y predicamento que nunca debimos perder. Volvamos a darle
a nuestros pibes, el honor de ser orgullosamente hinchas de PLATENSE.