Aquellos pibes vecinos, que se
transformaran en ídolos
N
|
o esta demás parar la vertiginosidad de estos tiempos
y hacer una retrospectiva de aquello que tanto disfrutáramos en aquel PLATENSE,
que nos atrapara día a día, sin imaginar que aquello, resultaría indestructible
hasta lo que será el final de nuestras vidas.
Es que aquel Platense de los ya lejanos años 40´ era
un hito en el conglomerado edilicio de gente de clase media, que se conocía,
que confraternizara, y que comulgaba una misma pasión. “el Calamar”. En cada
rincón, de disfrutaba ese aire puro que significara un verdadero sentimiento
incólume.
Haciendo un alto en este aturdimiento generalizado
enraizado en nuestra sociedad y quizá haciendo un auto diagnóstico de nuestra
memoria, este asociado realizó un recorrido mental de aquellos socios y
deportistas, que en solo una cuadra cualquiera del barrio, atesoraran los
viejos carnet, de quienes por propia gravitación de sentimiento, eran SOCIOS
del C.A.P.
Por elegir una cuadra al azar, en Freire al 3200,
existían una treintena de fieles y orgullosos abonados al Club. Desde los
Ambrosini (Freire y Guayra-hoy Tamborín, hasta Freire y M. Pedraza, con la
inolvidable Rosita, conformábamos esa misma comunidad, que cada domingo dejaba
la cuadra vacía.
Y así podríamos recorrer cuadra por cuadra, e ingresar
a los viejos Clubes de barrio, como el Mariano Moreno, donde de sus 300 o 400
asociados, el 99%, también lo eran de nuestra institución. Sería muy extenso
ubicarnos en cada hectárea (manzanas) de aquellas casitas bajas, porque lo
dicho, se repetía con cifras totalmente similares.
Pero para los pibes, el orgullo significaba una
reconfortante alegría, el vivir cerca de algún notable del Club. Al 3100 de
Freire, vivía quizá el más grande deportista que gestara nuestra Institución.
HORACIO BUSCAGLIA, por entonces, para este pibe un jugador de paleta más, de
los tantos que partían desde sus casas con paleta en mano y la toalla al
cuello, hacia la precaria “catedral” del frontón abierto en M. Pedraza 2880-el
club- Pero un día Horacio, fue seleccionado por la asociación de ese deporte
para representar a la Argentina en un mundial. Y aquel muchacho rubio pintón,
con figura de basquetbolista, regresó “CON EL MÁXIMO TROFEO MUNDIAL”. Hoy
lamentablemente este símbolo de aquel PLATENSE, ha sido tristemente olvidado
por ese deporte y lo peor, por el Club. La vida de este calamar de raza fue
corta, murió muy joven y quizá para este pibito de entonces, fuera el primer
golpe fiero que me diera la vida. Había muerto un muchacho de unos 30 años y
además, el ídolo que nos representara en el mundo.
Su padre Don Luís, fue durante años inspector por
reuniones en las puertas del estadio en cada partido de locales.
Pero siguiendo en esta breve recopilación, continuamos
por la hoy Capitán General Ramón Freire (antes solo Capitán Ramón Freire) y en
esta y la por entonces Nahuel Huapi (hoy M.Ugarte) en la equina este, lucía con
orgullo y el plácido aroma a madera, la mueblería del gallego Fernández, un
honrado asturiano orgulloso de sus
orígenes, que renegaba, porque su hijo pensaba solo en la pelotita. Y era
cierto, su hijo José un verdadero “calamar de siempre”, a quien yo veía muy
mayorcito, cuando venía a la casa de mis padres a traer algún mueble o a
escardar los viejos colchones de lana, ya andaba entreverado en las inferiores
de Platense. Y jugó unos partidos en primera y sin ser un eximio
centrodelantero, era otro de mis ídolos, cosa que se acrecentara ya en mi
adolescencia, se había “ganado” a una de las pibas más codiciadas del barrio.
Pero paso el tiempo, se fue a jugar al Deportivo
Español en los 60´, pero nunca alejándose de su amado PLATENSE. Fue Directivo
por varios años y hoy siempre con su misma pasión calamar, sigue a nuestro equipo
juegue don fuere. Calamar de fierro, honesto, dicharachero y fiel a sus amigos.
Aunque hoy aquella notoria diferencia de edad, se ha trastocado en un jovato
igual a aquel pibe que lo admirara como el 9 que vistiera nuestros colores.
Resultaría interminable seguir recorriendo mentalmente
aquel barrio satélite del pequeño coloso de madera, que aglutinara a tantas
almas que hoy ya no están. Por ello vaya nuestro homenaje al olvidado pelotaris Horacio, y en vida al
“gallego Fernández” A quienes en lo personal, como lo sentirá cual veterano, amerita
decirle gracias por haber destilado sudor impregnando la marrón y blanca.
60 AÑOS
¡¡¡Gallego, que emoción aquel día en que la voz del estadio mencionara tu nombre!!!
*****************************
Un detalle: Observese en la foto, en la parte superior sector de las precarias cabinas en el área de plateas, solo había una cabina de transmisión abierta. Esta pertenecía a la de LR9 Radio Antártida, donde Alfredo Curcu emitía los partidos de la Primera B, o bien tenía un cronista. El resto cerradas, no como hoy que todas están ocupadas por pseudos periodistas. Otro detalle, es que a la izquierda la tribuna de socios-denominada oficial- esta repleta de asociados, mientras en el centro las plateas, a diferencia de la actualidad, no esta completa. En esos tiempos ocupaban estas, estrictamente SOLO los ABONADOS.
************************************