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Dicen que “los hombres pasan y las instituciones quedan”. Este adagio, que más
bien se asemeja a un aforismo de José Narosky, por estos tiempos dista mucho de
su intención literal. Hoy las instituciones, todas o la gran mayoría,
conducidas por pseudos dirigentes oportunistas,las han destruido o están en camino de ello. Las mismas, transitan en un extremo límite de supervivencia.
Pero el recuerdo de los hombres de bien que
pasaron por estas, han quedado marcados a fuego, para quienes como en nuestro
caso, aún podemos homenajearlos a pesar del paso del tiempo.
Si bien es nuestra costumbre hacer el clásico
historial de los enfrentamientos de nuestros ocasionales rivales de cada fecha, en
este caso, frente a Sarmiento omitiremos el mismo, dado que a este, lo registramos
en ocasión de la primera rueda. (Ver historial de archivo)
Pero de ese historial, fecundo por cierto,
vamos a rescatar a manera de reconocido homenaje a alguien que ya no esta
físicamente, pero que seguramente, así como nos ocurre a los “calamaresdesiempre”,
permanece indemne en la memoria de los verdaderos platensistas, y porque además su estampa y estilo goleador lo ubicaría como el máximo romperedes de la historia de Platense.
Curiosamente, este extraordinario wing
izquierdo neto de los `40 y `50, y mejor persona, fue el primer goleador del
C.A.P. en el estadio Eva Perón. En la segunda rueda del torneo de la Primera B de 1956, primera
visita a ese estadio, Eduardo Vicente “chango” Sayago, de el se trata,
convertiría el primer tanto de dos, para el empate en tres (el otro lo
convirtió el colorado Héctor López), proveniente de Huracán, en el por
entonces, flamante estadio del oeste bonaerense.
En el fútbol argentino, mencionar a Vicente
Sayago, significa no solo para los calamares, sino para todos los aficionados
de aquel fútbol romántico, sinónimo de gol, de entereza, de caballerosidad, de
hombre de bien dentro y fuera de las canchas.
Quienes de pibes disfrutamos de sus goles y elevábamos
loas hacia su juego, aún mantenemos en nuestra retina sus desbordes por la línea
izquierda, que con el paso del tiempo capitalizaran goleadores como Berazza,
Antonio Báez, Oscar Coll, Alfredo y Héctor López, Rubén Sosa, Negri y hasta
Juan Carlos Muñoz, el de la máquina de River.
Este santiaguño llegado al club en 1948, jugó
nueve años consecutivos vistiendo nuestros colores. Fue precisamente en 1956,
cuando abandonara nuestra casa, su casa, para pasar a Colón de Santa Fe, como
final de su brillante carrera deportiva.
Sayago
jugó en el C.A.P. 205 partidos, y marcó 75 goles, dos más
que otro gran goleador, Orlando Garro, proveniente de Independiente. Como todo
pibe, que lo fuimos en su momento y haciendo gala del “cholulismo” propio de la
edad, a los de Nuñez, nos resultaba un placido escape hasta Cabildo y Zabala,
para observar al chango santiagueño, tomando mate en el balcón de su
departamento junto a su inseparable esposa.
Mencionar a esta dama, compañera esencial de
nuestro crack, significó gran parte del éxito del hombre y del deportista. Siempre
juntos, en la platea ante cualquier acontecimiento ajeno a nuestro fútbol, en
los bailes de carnaval, en el básquet y hasta en las veladas de boxeo, que
otrora se disputaban en el centro del viejo velódromo.
Para este matrimonio, Platense era su segunda
casa y por ende eran socios del club, que también supieron disfrutar de los
comienzos de la vida del incipiente predio de Vicente López.
Será así como en este domingo carnestolendo,
allá en cancha de Sarmiento, nos queda la ilusión nostálgica que el espíritu y
el camino hacia la red marcado en el verde cesped por este hombre hace 56 años, y su recuerdo sea la luz que ilumine a quienes hoy, deberán seguir esa senda
marcada en busca de reeditar, aquello de anidar la pelota en la red del verde.
También hoy allá en el lejano oeste, estarán
rondando las almas de otros impiadosos goleadores ante el local. El turco
Balassanían, Figueroa, el misionero Noguera, Morrone y hasta el loco
Nauraschat.
Vicente Sayago, el primer calamar que en 1956, en
Junín, abriera la senda hacia el gol, hoy desde su estrella, estará
allí, guiando el recorrido que a nuestros delanteros, los llevará por el mismo
camino con que el llegarán a la red.
Así como vemos a nuestras glorias, debemos de
reconocer que los de Sarmiento también han tenido a su artillero anti Platense.
Pelli, otro puntero izquierdo que en la historia de los enfrentamientos, nos
mandara a sacar del medio, en siete ocasiones.
Es verdad, los hombres pasan y las instituciones quedan. Así debiera ser, pero no solo Platense sino el 90 % de los clubes, van en transito del abismo. Y los únicos grandes culpables, son los socios complacientes e indiferentes.
Cuando hacemos gala de la historia, junto a estos próceres de pantalones cortos, nos vienen a la memoria un sin numero de socios que de solo recordarlos, nos produce una sensación de vergüenza y culpa, por haber permitido que nuestro club, este transitando un camino que con total seguridad, ellos nunca hubieran consentido.