Transitar los
reductos calamares y la intimidades del barrio, a estas horas, presenta un
panorama que nos resulta altamente preocupante. Quienes tenemos ya una vida en
la existencia de Platense, nos encontramos con asociados, a los que
conocimos exultantes, activos y hasta reaccionarios en los momentos difíciles
de los vaivenes de la institución.
Hoy, todos, sin
excepción ya tienen otra mirada, otra actitud de casi avergonzados y como
queriendo esquivar el tema. ¡¡¡Esto es
un desastre!!! Es lo poco que desde un mezquino hilo de voz, dejan como
todo comentario de esta triste y preocupante situación a la nos han llevado deliberadamente
quienes han sido proclamados para conducir el club.
La decepción, el
descreimiento y una preocupante resignación, son los elementos que maneja el
sufrido socio calamar, ante una preocupante situación deportiva e institucional
que parece caer en picada.
Y, ¿que hacemos?
¿Como podemos rearmar esa mística que nos caracterizara hasta hace apenas una década? ¿Cómo podemos hacerles entender a los jóvenes que Platense fue otra
cosa? Aquello que para los mayores hoy es una entrega total de afectos y
sentimientos, en un peligroso conformismo, para los pibes que nacieron con un
club destruido y en el que se demuele la historia aún más cada día, quizá la óptica
sea diferente.
Cuando hace ya un
tiempo expresáramos, algo que para muchos pudo ser una nimiedad, hoy sostenemos
mas que nunca que arbitrariamente, aquello que debería ser el centro de
recepción y ámbito de sociabilidad, como en todo club, el no poseer un lugar de
encuentro, como una confitería, ha posibilitado adrede la disgregación de la
masa societaria. Es que no quieren que los socios se reúnan en el club.
Como todo
gobierno totalitario, incapaz y con actitudes oscuras, eso es lo que se
pretende, disociar, evitar que el club sea integrado socialmente y que los
distintos deportes se concentren solo en compartimentos estancos, al mejor
estilo maquiavelico "del divide y reinarás".
Desde este
modesto espacio, les sugerimos a los socios de cuna netamente calamar, que no
bajemos los brazos. El actuar de esta manera de brazos cruzados, resignados y
solos, viviendo de memorias del pasado,
no hace más que cultivar el caldo enfermizo propuesto premeditadamente
por quienes se han adueñado de nuestro club.
No nos dejemos
vencer, somos mayoría los verdaderos platensistas y bajo ningún concepto
debemos doblegarnos ante intrusos, que con total despotismo se manejan en los
sombríos laberintos a que nos están llevando en todo aspecto.
Bajemos los decibeles
del odio, de los enfrentamientos y de películas fomentadas por calumnias
infundadas. Hoy existe en nuestro club gente capacitada para dar un vuelco a
esta triste realidad que nos toca transitar. Pero para este logro, ya vasta de
resignación, vasta del no me caliento más, vasta del sentirse entregados, nunca mas el que me importa y me cansé. ¡¡¡Nooo!!! Pensá en tus hijos que también tienen derecho a sentirse orgullosos de la pasión familiar.
Cuando vayas a la
cancha, hace un ejercicio muy simple. Mira la bandera oficial del club que
flamea orgullosamente nuestros colores y convencete que "Platense esta convaleciente
pero VIVO". Ponete en el lugar de tus mayores, de tu viejo de tus abuelos a sabiendas que ellos no hubieran
entrado jamás en esta ignominia e imperturbabilidad que hoy nos ha atacado a
todos por igual.
A este enfermo
solo lo podemos sacar con nuestra sangre calamar. ¡¡¡Eso es lo que necesita
Platense!!! una transfusión de esa misma sangre heredada, sana e hirviente que hoy, insólitamente se ha coagulado en nuestras venas.
Platense no
merece este presente, no merece tu escepticismo, no merece el final que se
avecina. Puede que para pocos, esta sea una sentencia apocalíptica, pero solo
bastará hacer un análisis de la realidad, para auto demostrarnos que no estamos
equivocados.