Del imaginario de un medio optimista
“Da toda la sensación que las bondades que favorecen la economía del país, están repercutiendo en la
actividad social de los clubes. Esto hace que muchos, dejen el club y opten por
disfrutar del verano en la diversidad de lugares que ofrece el amplio menú
turístico, en estos tiempos de bonanza.”
La realidad del C.A.P.
¿Este
es el motivo por el cual los socios de Platense, han dejado de concurrir al
club como en otros tiempos? ¿Todos están disfrutando de los lugares turísticos?
Al pretender esbozar esta nota, en un acto de
coherencia objetiva, nos surgen dos posibilidades. Una, comentar la cruel realidad o bien, exhibir fotos de la pileta de natación, cuando en ella hay un
minúsculo puñado de pequeños bañistas foráneos
y nada más.
Fieles a nuestro estilo, y con placer,
apreciamos que el grupo de lectores que nos siguen, valoran nuestra tarea
cotidiana, donde predomina la objetividad.
Preguntamos y nos responden el 71%, que somos eso, “objetivos”. De ser otra la
opinión, nada nos molestaría, nosotros sabemos que lo somos, porque así es y
será nuestra condición.
No tendría sentido alguno realizar este blog,
si no destacáramos aquello que nos merece un análisis, una opinión, que puede
ser favorable o discordante y fastidiosa para la administración de turno.
Nosotros lo expresamos, sabrán los destinatarios discernirlo y darle o no
utilidad “tómalo o déjalo”, lo
decimos con convicción, en busca de soluciones y no a cambio de prebenda alguna,
con el clásico y complaciente “esta todo
bien”.
.
Esta reflexión, mas el jocoso copete de
encabezamiento, vienen a cuento, a la pasmosa realidad que se aprecia en
nuestro club, en esta época estival, donde, como en otros tiempos fuéramos
testigos de verdaderos contingentes de asociados que pugnaban por acceder a los
distintos deportes, por un loquet,
colas para la revisación medica en la pileta, familias en el quincho para el
asadito nocturno diario de confraternidad social, diversidad de deportes en pleno
ejercicio recreativo, madres en procura de una vacante en las escuelas, una
confitería atestada de gente y así, todo cuanto se pueda imaginar de un club,
que por esas cosas del destino, gozara de una privilegiada reputación, mas una ubicación geográfica como pocas.
Hoy, que nadie se confunda, si al paso por la Gral, Paz, aprecian
muchos vehículos en la calle Zufriategui, estos, no son de los socios que atiborran el club. Son de los burreros de nuestro orgullo timbero, que es lo
único que queda como muestra de supervivencia humana.
Pero aquello del club familiar es pasado, “un pasado pisado” y ultrajado por las
sucesivas administraciones del nuevo siglo, cuyas mayores virtudes fueran
el destruir un club de verdad, un club
que fuera ejemplo de convivencia, donde todos eran amigos, ante la seguridad
de comulgar los mismos ideales, los mismos principios, la confianza de los unos
hacia los otros. Todos nos conocíamos y existía buena onda, sin el odio que hoy
se ha enquistado en las entrañas de la institución y que fomenta la actual
gestión, para con quienes no pertenecen a su sequito de soberbia extrema.
Hoy, en pleno verano, Enero de 2012, con la
pileta y el club ya habilitados por la titánica relación recompuesta con el
viejo caudillo del municipio, un día de semana, a las 6 de larde, aquel Platense
esplendoroso, dejó paso a un verdadero
páramo donde todo es tristeza, soledad y una escenografía impropia para un
lugar de distracción y recreación deportiva y social. No hay nadie, ¡¡¡ni el loro!!!
Sin pretender ahondar en demasía en el tema, que
daría para mucho más teclado, nos da vergüenza ajena hacerlo, en salvaguarda de
los afectos a nuestra identidad. Como medio de servicio solo
nos queda sugerirle a quienes padezcan signos de depresión, muy propios de
estos tiempos de tensiones y stréss generalizado, eviten acceder a este
espacio, sin vida propia y de donde saldrán espantados por la falta de
actividades y de la alegría adecuada que debe reinar en un club, que se precie
de tal.
Y es aquí, tal como lo expresamos en notas
anteriores, donde se evalúa la más absoluta incapacidad diregencial. Por ello
no hay ingresos de dineros genuinos, por ello “aparentemente” el presidente
debe poner plata, para un negocio de servicios inexplicablemente mal explotado.
Y con razón, el virtual ex representante de jugadores, dijo vasta a sus pares
de Comisión Directiva, ¡¡¡no pongo más
un mango!!!
¡¡¡Es una pena!!! Les dieron a manejar un
campo selecto en una tierra fértil para cultivarlo y generar frutos con réditos
económicos, y lo chocaron despiadadamente. Es evidente, que en el comienzo de
esta nota, solo hicimos una burda paradoja, a Platense no va la gente porque no existen incentivos para ello. Nos
da toda la sensación que el Platense que conocimos, que disfrutamos, y que
gestionamos, se fue para nunca más volver.
.Solo bastará acercarse hasta el "Club Pinocho", por tomar un ejemplo
cercano, para observar una replica fiel de aquel Platense que fue y que supimos
disfrutar.
Da toda la sensación que eso de “Platense para todos” fue solo la fantasía
de un lírico trasnochado, que ni conocía los colores, ni la idiosincrasia de
nuestra gente.
Nos hubiera gustado, que esta nota fuera totalmente inversa, y de criticar, si alguien
considera que ese es nuestro único objetivo, sea por no generar mayores
comodidades para recibir a la gran concurrencia. Pero, lamentablemente no es
así, hoy el Club es para todos, ¡¡¡¡pero
no va nadie, tampoco el loro!!!!
Si estas crudas apreciaciones les duele a
quienes han tomado la responsabilidad del manejo del club, y que esbozaran en
su plataforma un facilismo cautivante, será doble la desazón. Una porque
escribir es mas fácil que ejecutar, y la otra, si todo el alegato fue solo para
cautivar voluntades electoralistas, quedara demostrado lo poco que conocían del
club y lo peor, que han engañado impunemente a los pobres asociados que han confiado una
vez mas, en advenedizos pseudos dirigentes, que siguen empujando a Platense
hacia el profundo abismo.
Así como iniciábamos esta nota con un
imaginario tono irónico, la cerramos con una frase tan real, como sayo que le
cabe a la medida a más de un pretendido salvador, terco como mula de
montaña. “Si quieres someter todas las
cosas a ti mismo, comienza primero por someterte a la razón” Séneca.-