Convicción

"NO ME PREOCUPAN LOS GRITOS DE LOS DESHONESTOS, DE LA GENTE SIN ESCRÚPULOS Y DE LOS DELINCUENTES...MÁS, ME PREOCUPA EL SILENCIO DE LOS BUENOS" Nelson Mandela

“En la vida uno puede hacer lo que quiera, lo que no se puede es evitar las consecuencias”.

lunes, 22 de agosto de 2011

Un calamar de cuna "El deportista"

Días pasados, cuando hacíamos referencia al Anegelito Armas, mencionábamos a uno de los “calamares de siempre” que a nuestro criterio, fue uno de los más excelentes deportistas que transitaran las intimidades de nuestro club.
Cachito Ballesteros, arquero, pelotaris, ciclista y nadador. Encontrar a Cachito en su casa de Manuela Pedraza al 2900, era prácticamente imposible. Su domicilio por adopción era el club, que estaba ahí, al alcance de escasos 50 metros de su hogar.

Quienes compartimos con el, las sanas correrías de todo chico abonados a una misma pasión, Platense, admiramos en el, no solo su condición de gran pibe, sino también la ductilidad con que la mano de Dios lo había dotado para la practica de los deportes.
Fachero, haciendo gala de sus condiciones físicas, era el prototipo del incipiente "petitero" de los años `60.

Un arquero extraordinario, que por el equivoco de un alto dirigente calamar, nunca tuvo la oportunidad de ocupar el arco de nuestro club. Pero, sus condiciones estaban para más, y caminó unas cuadras y llegó a River donde se incorporó sin problemas a defender ese arco grande de la tercera millonaria. Claro que ese arco, tenía en esos tiempos dueños absolutos e irreemplazables, Amadeo Carrizo y el loco Gatti. Fue así que pasó a Lanús, ocupando el arco de la primera del equipo del sur. Para 1968, el protagonismo no iba a cesar ni mucho menos. Junto a Ovejero; Carnevale, Sabella, Ostua, Garmendia, Osvaldo Piazza, Minitti, Fernández, Silva, Acosta y De Mario seguirían divirtiendo a la parcialidad de los granates. 
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Pero Cachito, era de Platense. Antes de profesionalizarse futbolísticamente, fue una de las revelaciones en las canchas de paleta. Primero en abierta y luego en el frontón de aquella inolvidable cancha cerrada. También fue un clásico asiduo participe de los giros competitivos, en el mítico velódromo hasta, su  demolición en 1965.


En 1962, cuando Platense comienza a ser noticia en Vicente López y habilita la pileta de natación, aparece el pequeño tiburón, también se destaca en esta disciplina, en la que como en las otras actividades, deja su impronta de excelente deportista.

Quienes aún solemos transitar la histórica Manuela Pedraza y rememoramos aquellos tiempos que ya no vuelven, invariablemente miramos ese solar, de la vereda impar, donde vivía con sus padres, con la ilusión de que salga Cachito, paleta en mano y su vestimenta blanca, para ir hacia el tambor de la cancha de pelota.

Ha pasado el tiempo, y lo lindo que nos deja Platense, es que era ese club donde nos conocíamos todos. Eran otros tiempos, donde sabíamos quienes eran los calamares de ley, y que hoy recordamos como los eternos “calamaresdesiempre”, que ocupan nuestra memoria y el reconocimiento al gran deportista y mejor ser humano, que por un error de un dirigente, profesionalmente no fue profeta en su tierra.
Ballesteros con su hijo 
Hoy Cachito reside en Perú, país en el que adquirió la ciudadanía, en el que formó su familia y que además lo reconoce como al gran arquero, que  cuidó los palos de su selección nacional.

Pasamos por su casa, frente a la cancha de Mayón, y también en ese predio que ya no está, en el arco de nuestras retinas, esta enmarcada la figura del gran arquero  que fue y es Cachito Ballesteros, un deportista cabal de varias disciplinas. Un hombre de Platense.

Por estas posibilidades que hoy nos brinda la tecnológía, queremos saludar a la distancia, a Cacho Ballesteros . Somos tus amigos, los que compartimos con vos esas inolvidables épocas unidos por la misma pasión, el deporte y Platense.